📰 CARTA DE LECTORES: Basada en nota periodística a Horacio A. Feinstein ( https://www.elcohetealaluna.com/no-hay-pais-sin-industria/ )
No hay país sin industria
Una asignatura pendiente del campo nacional y popular
Por Horacio A. Feinstein
En tiempos de desindustrialización y modelos extractivistas, Horacio Feinstein propone mirar más allá del desánimo: sin industria no hay soberanía, ni trabajo digno, ni futuro posible. La Argentina necesita un Estado activo, empresarios comprometidos y una visión nacional que transforme su potencial en desarrollo.
La Argentina parece condenada a repetirse: un país inmenso en recursos, pero atrapado en una estructura económica que margina a millones y profundiza su dependencia. Las políticas de las últimas décadas —desde el macrismo hasta La Libertad Avanza— han consolidado un modelo basado en la exportación de materias primas y el endeudamiento externo. Lo que se presenta como “eficiencia de mercado” termina siendo, una y otra vez, una rendición de soberanía.
El texto de Feinstein invita a revisar esa inercia. Señala con lucidez que no alcanza con denunciar la desigualdad o la falta de trabajo: hay que construir una alternativa productiva real. “Un país del tamaño de la Argentina no puede existir como soberano y socialmente inclusivo sin industria”, afirma con claridad. Sin producción nacional no hay empleo masivo, ni ciencia aplicada, ni justicia social posible.
El autor describe con precisión las trampas del modelo vigente: grandes firmas exportadoras que concentran ganancias, fuga de divisas, precios internos distorsionados y una industria local debilitada. Pero no se queda en la crítica: propone una política industrial activa, con protección inteligente, créditos blandos, inversión en tecnología y formación profesional. Es decir, un Estado que planifique, acompañe y exija resultados. Un Estado que no se resigne.
A través de ejemplos concretos —como el sector del vidrio o la industria automotriz— muestra cómo la falta de competencia y el cortoplacismo empresarial traban cualquier posibilidad de desarrollo. Y advierte sobre una carencia tan estructural como cultural: la falta de empresarios con compromiso nacional. Sin ellos, el Estado no puede solo, pero sin Estado, el empresariado argentino tiende a mirar únicamente su rentabilidad.
Feinstein propone una salida esperanzada: reconstruir el entramado productivo argentino desde una visión nacional y popular. Una economía que agregue valor, que transforme los recursos naturales en productos con trabajo argentino, que piense en el largo plazo y que no renuncie a la justicia social.
Porque en el fondo —y en el futuro— todo se resume en una convicción: otra Argentina es posible.
El desafío no es menor, pero tampoco imposible. En un mundo que demanda alimentos, minerales y energía, Argentina tiene lo que muchos desean. La pregunta es si seguirá entregando su riqueza en bruto o si se animará a procesarla, a convertirla en bienestar y soberanía. La industria no es una nostalgia del pasado: es la herramienta imprescindible para recuperar el futuro.
Horacio Feinstein reflexiona sobre el destino industrial de la Argentina y plantea un horizonte de desarrollo nacional basado en el trabajo, la tecnología y el compromiso colectivo.

El economista Horacio A. Feinstein analiza el modelo productivo argentino y advierte: sin industria no hay soberanía ni justicia social. Propone un Estado activo y una política industrial que recupere el trabajo y el desarrollo nacional.
Palabras clave: industria argentina, soberanía nacional, desarrollo productivo, Horacio Feinstein, política industrial, modelo económico argentino