Por Noelia G. LEZCANO
Abogada y Consultora en Género y Diversidad – Fundadora MP25M
La persecución judicial y mediática que sufre la expresidenta y ex vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner representa un atentado directo contra el desarrollo productivo nacional, con profundas repercusiones para el modelo de país basado en la inclusión social y el crecimiento con igualdad. Esta campaña de desprestigio no solo afecta su figura política, sino que, en su trasfondo, amenaza los derechos y avances que miles de trabajadoras y trabajadores han conquistado a lo largo de años de políticas inclusivas y de promoción de la industria nacional.
Bajo su liderazgo, Argentina avanzó en el fortalecimiento de la producción nacional y en la creación de un Estado comprometido con el trabajo digno, la igualdad de género y la protección de los sectores más vulnerables. Hoy, la continuidad de estos valores se ve seriamente amenazada. No es una persecución común: se trata de una acción sistemática que busca proscribir el modelo de producción nacional en el que miles de trabajadores y trabajadoras han encontrado oportunidades de crecimiento y desarrollo personal.
El enfoque de género en esta persecución también es innegable. La figura de una mujer política poderosa e influyente como Cristina Fernández desafía estructuras de poder profundamente patriarcales, y su papel en la defensa de los derechos de las mujeres y de la inclusión de las diversidades en el mundo laboral ha incomodado a quienes, desde sus privilegios, se resisten al cambio. Esta embestida pretende, en última instancia, reprimir un modelo de liderazgo femenino que representa los intereses de aquellos sectores históricamente excluidos del poder económico y político en Argentina.
Perseguir a Cristina Fernández de Kirchner es también perseguir el sueño de una Argentina que pone en el centro a su gente, su producción y sus valores de justicia social. La deslegitimación de su figura abre la puerta a un modelo que apuesta por la concentración económica y el debilitamiento de las políticas de inclusión. Este ataque judicial y mediático, por tanto, no es solo un ataque contra una persona, sino contra la idea misma de una economía al servicio de todos y todas, una economía feminista, inclusiva y productiva.
La historia nos ha enseñado que los avances en derechos y equidad no se consiguen fácilmente, y menos cuando quienes lideran estos cambios desafían las normas tradicionales.
Hoy, más que nunca, resulta imperativo alzar la voz y resistir este intento de proscribir a Cristina Fernández de Kirchner y todo lo que su figura representa. La defensa de la producción, del empleo, de la igualdad de género y de los derechos humanos es una causa que trasciende cualquier partido, y que compromete a cada ciudadano y ciudadana en la construcción de un país más justo, productivo y equitativo.
Visitas: 32
